sábado, 1 de marzo de 2014

origen del amor



Cuando la Tierra todavía era plana y las nubes eran de fuego y las montañas crecían hasta el cielo, a veces más arriba, la gente ocupaba la Tierra. Eran como grandes barriles rodantes, tenían dos pares de brazos y dos pares de piernas y dos caras en una cabeza gigante. Podían hablar y mirar alrededor mientras leían y en aquel entonces, no sabían nada acerca del amor.
Eso fue antes del origen del amor...
Y había tres sexos por aquel entonces: uno que parecían dos hombres pegados por la espalda, se llamaban los niños del sol. Luego estaban los niños de la Tierra, que parecían dos muchachos. Y los niños de la luna, que eran como un tenedor sobre una cuchara, parte del sol, parte de la Tierra, mitad hija, mitad hijo...
Pero los dioses se asustaron de nuestra desafiante fortaleza y Thor dijo: "Voy a matarlos a todos con mi martillo como maté a los gigantes", a lo que Zeus respondió: "No, mejor déjamelos a mi, yo usaré mi rayo como si fueran tijeras, y al igual que corté las piernas a las ballenas o como hice con los dinosaurios para transformarlos en lagartos". Entonces él lanzó unas carcajadas, esgrimió un puñado de rayos y bramó: "Los partiré por la mitad"
Y las nubes empezaron a formar una gran tormenta de bolas de fuego y del cielo dispararon fuego, que caía en láminas brillantes como cuchillos, rasgando a través de la carne a los niños del sol y la luna y la tierra. Y algún dios indio cosió las heridas en forma de agujero en nuestro vientre para recordarnos el precio que pagábamos.
Y Osiris y los dioses del Nilo unieron una gran tormenta para provocar un huracán que nos dispersara lejos, una gran inundación, viento, lluvia para llevarnos a todos lejos unos de otros y si no nos comportamos como ellos quieren, volverán y nos cortarán de nuevo, y saltaremos sobre un sólo pie, y veremos a través de un sólo ojo.
La última vez que te vi nos acababan de partir en dos. Tú me mirabas, yo te miraba. Tú tenías algo familiar, pero no podía reconocerte. Tenías toda la cara llena de sangre y yo tenía sangre en mis ojos. Pero podría jurar por tu expresión, que el dolor que había bajo tu alma era el mismo dolor que se escondía bajo la mía. Es ese dolor, que corta en línea recta el corazón: lo que nosotros llamamos amor.
Yo puse mis brazos alrededor de ti, y tus brazos me envolvían, intentando estar unidos de nuevo... estábamos haciendo el amor.
Era una tarde oscura y fría, fueron unas horas tan largas y ésta es la triste historia, de cómo, por la mano poderosa de Júpiter, nos convertimos en solitarias criaturas de dos piernas...
Es la historia del origen del amor...





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